El instante crítico, de Almalé Bondía

EL VUELO DE HYPNOS. DIÁLOGOS ENTRE ARTE CONTEMPORÁNEO Y PATRIMONIO HISTÓRICO

El Vuelo de Hypnos (VII). Villa Romana de El Ruedo, Almedinilla (Córdoba). Ayuntamiento de Almedinilla y Fundación provincial de artes plásticas Rafael Botí, 2013

En El Instante Crítico las preocupaciones de Almalé Bondía giran en torno a la historia, el lugar, lo metafórico y lo metafísico. Los artistas presentan un proyecto que plantea más preguntas que respuestas, lo cual es bueno porque aún hoy parece que todo está claro, haciendo una contraposición entre lo natural y lo artificial para no hacer tanto una reflexión sobre el pasado, sino plantear una nueva manera de dar cuenta con el pasado y el presente hacia el futuro desde las disciplinas creativas del archivo, la instalación y la fotografía

 

La Villa Romana de El Ruedo es un “giro histórico” en la historiografía de Almedinilla. Prácticamente desde su descubrimiento en 1989 durante el trazado de la carretera A-339, esta localidad cordobesa tomó la decisión de agarrarse al pasado como punto referencial para avanzar hacia el futuro. La Villa Romana es un espacio del pasado que reverbera en el presente; un escenario vivido dos milenios atrás que resiste frente al tiempo hegemónico de la globalización. Y ahí es donde este proyecto de diálogo entre arte actual y patrimonio histórico (dentro del programa Periféricos, Arte Contemporáneo en la Provincia de Córdoba) atiende a cierta práctica relativamente joven de resistencia contra los tiempos hegemónicos del mundo actual.

 

Igualmente importante para con el proyecto ha sido la implicación y participación de los habitantes de Almedinilla. Con demasiada frecuencia el arte contemporáneo ha obviado y menospreciado las posibilidades participativas del gran público, esa gran mayoría ajena al mercado del arte y a los lenguajes experimentales. Almalé Bondía también han demandado la inclusión del público para la elaboración de su proyecto, y no como mero espectador sino como objeto y autor de la propia obra. De este modo han elaborado un proyecto con cuatro series: "Actos de Memoria", "Actos de Historia", "Habitante 2012 D.C." y "Sobre la sospecha".

El Instante Crítico (descarga catálogo del proyecto)

Actos de Memoria

Instalación con 6 fotografías C-Print Lambda 65 x 50 cm c/u

Desde un punto de vista humano, todo en la naturaleza tiende a la desorganización. Incluso en la propia naturaleza humana, supuestamente bajo control, nos vemos obligados a un orden continuo. Almalé Bondía actúan en los momentos de caos que pueden o no ser solucionados, en la tensión entre la desorganización propia de la naturaleza y la organización que ellos mismos le imponen. Los diez paisajes de la serie fotográfica Actos de memoria son fragmentos de silencio y soledad, naturalezas fugaces observadas desde la ventanilla del coche a toda velocidad. Espacios que podrían ser cualquier lugar o estar en todas partes. Almalé Bondía han elegido trabajar nuevamente en el espacio natural, para componer un mapeo de lo inacabado, de la memoria, de los deseos y miedos contemporáneos y ofrecer así un horizonte de comprensión a nuestro materialismo existencial.

"Los temores del ser humano sobre la naturaleza, entre la belleza y el terror, la frustración violenta del progreso; la imposición de límites a algo que no los admitía, poner puertas al campo; la problemática de acotar los territorios, las lindes y las fronteras; el habitar por habitar; el caos y el fracaso en el orden que el hombre se había propuesto infringir a la naturaleza; el estado de excepción en el que vivimos: las ruinas del progreso"

Las puertas a medio construir son fragmentos de una memoria, no sabemos si previa o posterior al tiempo que nos ocupa la mirada, que se erigen como tótems en mitad del paisaje a medio domesticar por el hombre, como una suerte de santuario de Stonehenge. Las puertas son actos de memoria, actualizaciones del pasado a través de una performance artística efectuada en el presente. No hay un goce excesivo por el influjo de las formas y acciones de la naturaleza en las fotografías de Almalé Bondía; algo tendrá que ver la atmósfera apocalíptica que las impregna (la sobreexposición lumínica). Pero sí rasgos seductores que conviven con elementos que van de lo político a lo ecoambiental, pasando por lo económico y lo histórico. La pesadilla de la historia más reciente de España es el escenario para la construcción artística y teórica de Almalé Bondía: nuestra pauperización por pedir y realizar cosas imposibles.

Actos de Historia

Instalación con maderas lacadas, medidas variables

"Una labor de volver presente las luchas fallidas del pasado oprimido, activándolo y vivificándolo desde la práctica artística en el presente".

Para la primera puesta en escena de El Vuelo de Hypnos (VII), Almalé Bondía recurren a la cuestión de decorado o escenografía a partir de la reconstrucción. Las puertas-esculturas se reubican en las estancias de la Villa Romana, en la encrucijada entre la experiencia cotidiana y su representación, inmersas en la patología de la aceleración del tiempo histórico y del privado. En Actos de historia visitamos los acotados y cotidianos espacios de triste y melancólica luz otrora habitaciones y estancias privadas de El Ruedo. Aquí el espacio de acción para los artistas queda reducido a un espacio histórico o simbólico originario que deriva a una concepción de la identidad marcada por la afirmación de otro yo (pasado), revelador de la otredad.

 

Las esculturas-objetos de Almalé Bondía son delimitan el espacio único de El Ruedo para (re)presentarlo fragmentado, misterioso y místico. Y los artistas demuestran un verdadero respeto hacia ese tiempo interrumpido, con un punto de vista extremadamente bajo, físico, a ras de suelo, y sin que las puertas y bastidores superen la altura de los muros del recinto. Nos interroga el non finito de las formas creadas, en paralelo al estado de emergencia en el que quedó la Villa Romana tras su desenterramiento y posterior exposición pública y, en segundo lugar, por el motivo mismo de la representación que los artistas han elegido. Almalé Bondía nos sitúan dentro de las penumbrosas estancias para que contemplemos las habitaciones con sus mosaicos y ricos detalles decorativos policromados, la mayoría originales, algunos restaurados y otros recreados. Pero también nos desplazan (espacial y temporalmente) fuera de las mismas cuando se hace evidente casi fuera de campo la puesta en escena de la propia Villa, con su estructura metálica del siglo XX y el paisaje transformado claramente por el hombre. En esta pulsión entre el interior, representado intencionadamente apagado y oscuro, y el exterior, iluminado y sobreexpuesto, se apoya la escenificación simultánea de pasado y futuro a partir de la fascinación originada por estas puertas-objeto.

"Estas puertas a medias nos sitúan en un territorio de especulación extremadamente frágil e inquietante: la frontera".

Habitante 2012 D.C.

Libro impreso de 102 páginas y caja de mármol de 335 x 220 x 80 mm

La técnica del retrato en los albores de la fotografía obligaba a los modelos a posar inmóviles durante veinte o treinta minutos, algo atrozmente distante de la actualidad con las cámaras digitales o las anteriores máquinas fotoquímicas. No es casual o anecdótico que nos hayan llegado como legado algunos daguerrotipos con retratos de personas con los ojos cerrados. Los fotógrafos pedían a los retratados cerrar los ojos durante esas largas e incómodas esperas, aunque la mayoría se “abrían” a posteriori mediante la aplicación de pintura con un pincel. Dos siglos después la fotografía es el verdadero arte de la inmediatez, si bien tomar una foto puede llevar horas, días o incluso años (pero ese es otro tema). Los artistas Almalé Bondía han hecho uso de la fotografía como herramienta para la inserción social y la participación ciudadana para con su proyecto de El Vuelo de Hypnos (VII) en la Villa Romana de El Ruedo en Almedinilla.

Habitante 2012 D.C. surge de un ejercicio artístico bajo el formato de convocatoria pública los días 1 y 2 de noviembre de 2012: una sesión fotográfica para retratar a los habitantes de Almedinilla. Verdad a medias. Se obviaron algunos detalles relevantes: poses estatuarias con los ojos cerrados sobre fondo negro, seriedad y hieratismo, que a más de uno de los asistentes contrariaron e incluso hicieron desistir de ser fotografiados. El resultado es la edición artesanal de un único libro con 204 retratos que presentan a los espectadores de El Ruedo convertidos en personajes portadores de la mirada y sujetos de la mirada de los demás. Pero las condiciones de la mirada y su conexión con la representación son sobrepasadas con la colocación del libro en el interior hermético de una caja de mármol blanco con la única inscripción del título del proyecto: “HABITANTE 2012 D.C.”, y su ubicación definitiva en el Ecomuseo del Río Caicena, espacio museístico local que alberga varias colecciones sobre el patrimonio histórico, cultural y medioambiental de Almedinilla. La caja marmórea con el libro de retratos es desde principios del año 2013 parte del patrimonio local.

 

El libro de retratos ha sido concebido como un ajuar funerario: un objeto de museo que se exhiba silente, sellado y resguardado del inexorable discurrir del tiempo en el interior de una caja de mármol. 204 personas que a su vez se guardan en otro mausoleo mayor: el museo, como páginas de un extenso álbum familiar, aunque incompleto (solo el 8% de la población), ocultas a los propios protagonistas y a los visitantes del museo.

 

"Una serie de reflexiones derivadas sobre la identidad individual, social y política emergen del conjunto de 204 retratos".

Sobre la sospecha

Instalación con 12 fotografías C-Print Lambda 59 x 70 cm c/u

La concepción de la vida como un sueño es tan antigua como el ser humano. La vida es sueño (1635) de Calderón de la Barca, Un mundo feliz (1932) de Aldous Huxley, Abre los ojos (1997) de Alejandro Amenábar, The Matrix (1999) de Lana Wachowski y Andy Wachowski, La caverna (2000) de José Saramago o Lost (2004-2010) de J.J. Abrams, son una breve pero variopinta muestra de obras que plantean en menor o mayor grado el interrogante sobre si el mundo que nos rodea es real o ficticio. Sin lugar a dudas la base de estos cuestionamientos en torno a la coexistencia de dos mundos (el sensible y el inteligible) parte del mito o Alegoría de la caverna de Platón, por el que según éste el hombre vive en un mundo de sueños, de tinieblas, cautivo en una cueva de la que sólo podrá liberarse tendiendo hacia el Bien y a partir de la Razón ergo el hombre desistirá de la materia y llegará a la luz.

"¿Somos conscientes de la pantomima que vivimos en el exterior..."

"...o somos complacientes y felices habitando en el interior de la caverna?"

Almalé Bondía proponen con Sobre la sospecha una mise-en-scène de Habitante 2012 D.C., un montage alternativo en la Sala de los Molinos y Cereales del Ecomuseo del Río Caicena. Esta nueva escenificación consta de diez fotografías: ocho retratos fotográficos con habitantes de Almedinilla y dos imágenes con cuevas naturales de la localidad. El primer grupo mantiene las características formales antes mencionadas: retratados en poses estatuarias con los ojos cerrados sobre fondo negro, seriedad y hieratismo; una doble alusión a los primeros retratos en daguerrotipos de la historia de la fotografía y a la efigie del sueño, Hypnos, encontrada en la localidad y expuesta también en el Ecomuseo. El otro grupo de imágenes lo conforman únicamente dos fotografías de cuevas cercanas al núcleo urbano de Almedinilla, mostradas en plano y contraplano, es decir, desde el sombrío interior de la formación hacia el luminoso exterior a través de una “ventana” o marco oscuro y, al contrario, desde el abrupto y diurno exterior hacia el ambiguo y oscuro interior de la cavidad.

 

En el enfrentamiento entre uno y otro tipo de imágenes es donde se presenta la sospecha de lo irreal o de habitar en una verosimilitud. La cueva es un espacio antagonista, dual y relativista que Almalé Bondía nos presentan desde dos puntos de vista radicalmente opuestos, pero sin decantarse por alguna mirada (la decisión es tuya); juegan al misterio para que nos cuestionemos si estamos en disposición de entrar o salir de la caverna. Así los retratados frente a las cuevas adquieren cierta corporeidad divina, como guías espectrales, y nos incitan al recogimiento, a la introspección y a la intimidad con uno mismo.

 

Imágenes de la inauguración el 23 de marzo de 2013

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